Encuestas: el arte de mentir con números

Los sondeos falsos se multiplican a medida que se acercan las elecciones. No buscan medir el voto, sino manipularlo.

Editorial15 de octubre de 2025RedacciónRedacción
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Cada campaña electoral tiene su ritual: encuestas que anuncian vencedores antes de que los votantes se acerquen a las urnas. En Neuquén, como en muchas otras provincias, esta práctica no es casualidad, sino estrategia. Las encuestas falsas no buscan reflejar la opinión pública, sino moldearla. Se trata de un arte elaborado: convencer, seducir y, sobre todo, desinformar.


No son errores metodológicos ni coincidencias azarosas. Los partidos que contratan consultoras suelen recibir dos informes: uno interno, con datos reales que sirven para ajustar discursos y tácticas; y otro público, diseñado para inflar la posición de su candidato. La segunda versión es la que termina circulando, y su única función es construir una ilusión de triunfo.


Tras cada elección, los canales de televisión repiten la misma frase: “las encuestas fallaron”. La verdad es otra: no fallaron, mintieron deliberadamente. Los números falsos fueron parte del plan de campaña, un recurso consciente para manipular la percepción del electorado y generar climas políticos favorables.

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En el actual camino hacia las elecciones del 26 de octubre, Neuquén se ha vuelto terreno fértil para este juego de espejos. La Libertad Avanza y el Frente Patria lideran la difusión de estos sondeos que prometen resultados irreales, mientras que las encuestas verdaderas, las que no se publican, muestran una lucha reñida entre La Neuquinidad y LLA, con ventaja para el frente provincial. Todos los partidos y frentes lo saben.


Ese desajuste entre lo que se muestra y lo que ocurre explica fenómenos como el llamado “voto útil”. Vecinos afines al peronismo analizan apoyar al frente provincial para evitar el ingreso de legisladores libertarios. Todo, gracias a un arte que no busca informar, sino manipular: las encuestas como herramientas de persuasión, más que de medición.


El tiempo confirmará qué tan efectivo resulta este arte de mentir con números. Pero la historia electoral demuestra que, en cada elección, las encuestas truchas reaparecen, fieles a su propósito: construir una ficción política que no siempre se corresponde con la realidad, y dejar la verdadera batalla para cuando se cuenten los votos.

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