
Si se mide con la misma vara, Lorena Villaverde tiene que renunciar
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¿Para qué sirve ocupar un cargo estratégico si no se gestiona nada? Esa parece haber sido la pregunta que se hizo el gobernador Rolando Figueroa antes de tomar una decisión que marca el cierre definitivo de una etapa: remover a Omar Gutiérrez del directorio de YPF, donde estaba desde diciembre sin mostrar resultados, propuestas ni presencia pública.
"En el día de hoy le pedí al Cr. Omar Gutiérrez la renuncia inmediata al cargo de Director de YPF S.A., en el marco de las facultades de la provincia para designar un representante que esté en consonancia con los lineamientos estratégicos y objetivos definidos por la actual gestión de gobierno para la etapa institucional que atraviesa Neuquén y su posicionamiento en la empresa mencionada, de cara al futuro", afirmó Figueroa en sus redes.
La salida del exgobernador no sorprende. Su paso por la petrolera fue casi invisible. No se lo vio liderar, no se lo escuchó defender los intereses de Neuquén, ni siquiera participar en discusiones clave sobre Vaca Muerta o la política energética nacional. ¿Qué hizo Gutiérrez en estos siete meses? La respuesta es incómoda: prácticamente nada.
Desde su asunción, Figueroa dejó en claro que su modelo de gestión es incompatible con los cargos simbólicos. Lo demostró echando a empleados públicos que no trabajaban, reorganizando estructuras y recortando privilegios. Y ahora, con esta medida, termina de despejar un sillón que solo servía como premio de despedida para un exmandatario que ya no tiene lugar en el nuevo esquema provincial.
La decisión también habla de un liderazgo que se está consolidando con hechos. Figueroa quiere funcionarios con protagonismo real, no con prontuario político. Y eso implica limpiar no solo el Estado provincial, sino también los espacios nacionales donde Neuquén debe tener peso, no presencia decorativa.
Gutiérrez representaba una lógica agotada: la de conservar espacios sin contenido, mantener cargos sin exigencias, y permanecer en escena sin aportar soluciones. Pero los tiempos cambiaron. Hoy la sociedad exige gestión, resultados y responsabilidad. Y Figueroa, con este gesto, parece responder a esa demanda.
¿Puede una provincia con tanto potencial darse el lujo de tener representantes ausentes en los espacios donde se define su futuro? Figueroa ya respondió con hechos: en el Neuquén que viene, el que no trabaja, se va.
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