
Desde 2001, las cerámicas expropiadas en Neuquén han sido sostenidas con recursos públicos. Pero la falta de resultados es tan evidente como la prosperidad política de sus administradores.
El gobernador Rolando Figueroa dio un paso clave en su estrategia de gobernanza con la decisión de renovar el alumbrado público en toda la provincia. A través de un acuerdo con los municipios, se instalarán luminarias LED, un avance que no solo moderniza la infraestructura urbana, sino que también busca saldar una histórica deuda con las localidades que sufrían un sistema obsoleto e ineficiente. La medida es parte del Plan Provincial de Regionalización y se concretará con una inversión de 18.200 millones de pesos.
Desde el punto de vista político, este anuncio refuerza la estrategia de consenso que Figueroa desplegó desde el inicio de su gestión. El pacto alcanzado con los intendentes no solo responde a una necesidad concreta, sino que también consolida su liderazgo en un escenario donde la articulación con los gobiernos locales resulta fundamental.
El impacto social del recambio de luminarias no es menor. Una mejor iluminación reduce la percepción de inseguridad en los barrios, mejora la calidad de vida de los vecinos y refuerza la infraestructura urbana de los municipios más pequeños, muchas veces relegados en las inversiones provinciales. Además, la iniciativa responde a una demanda histórica de las localidades, que reclamaban una modernización del alumbrado público para reducir costos y mejorar el servicio.
Desde el punto de vista económico, el recambio de luminarias traerá beneficios a largo plazo. La tecnología LED permite un ahorro significativo en el consumo eléctrico, lo que se traduce en una reducción de costos para los municipios, que actualmente destinan gran parte de su presupuesto a cubrir la factura de energía. Además, la inversión en mano de obra especializada generará empleo y dinamizará el sector de servicios vinculados a la instalación y mantenimiento del nuevo sistema.
La pregunta que queda en el aire es si esta política de consensos logrará sostenerse en el tiempo o si, como tantas otras iniciativas provinciales, terminará diluyéndose entre dificultades presupuestarias y conflictos políticos. Aunque con un consenso de por medio, cuesta creer que esto se diluya en el tiempo.
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