
Ambos partidos históricos optaron por no presentar listas en las próximas elecciones, en un reflejo de su pérdida de poder, representación y proyecto político.
La ausencia de dirigentes importantes del peronismo neuquino, como Oscar Parrilli y Silvia Sapag, en las movilizaciones contra el gobierno de Javier Milei es un síntoma elocuente. Su falta de acción en las calles es interpretada por las bases como un mensaje de cuestionamiento al propio partido. Sin representación clara, el PJ enfrenta una crisis de identidad que lo aleja de la militancia activa. ¿Es una estrategia de prudencia o una muestra de debilidad política? En cualquier caso, el silencio de estos dirigentes genera desconcierto en las filas del justicialismo neuquino.
Otro eje de crítica es la gestión de Darío Martínez, exsecretario de Energía de Alberto Fernández, cuyo desempeño fue objetado incluso dentro de su propio espacio. La expectativa era que su gestión favoreciera a la provincia, pero los beneficios no llegaron. En contraposición, el gobernador Rolando Figueroa logró que las petroleras invirtieran en educación a través del programa de becas Gregorio Álvarez. ¿Fue un error de diagnóstico político de Martínez? Su reciente respaldo a Gloria Ruiz, una figura rechazada por la sociedad y destituida por la Legislatura, evidencia una falta de lucidez estratégica. Mientras Martínez parece extrañar sus sociedades no escritas con la comandancia del entonces MPN Azul, Figueroa avanza con los cambios que, en definitiva, son los que la sociedad reclamó en las urnas.
En este contexto electoral, la disputa interna se recrudece. César Godoy, de la UOCRA, amaga con posicionarse como opositor para negociar con Parrilli y Martínez. La falta de internas en el peronismo neuquino siempre generó roces entre Parrilli, Ramón Rioseco y Martínez. Mientras Parrilli mantiene un contacto directo con Cristina Kirchner, Martínez quedó relegado, obteniendo su primer cargo de relevancia recién en el gobierno de Alberto Fernández, respaldado por Pablo Todero. ¿Se trata de una disputa por espacios de poder o de una falta de proyecto político real dentro del PJ? La ausencia de definiciones claras en la estrategia electoral profundiza la incertidumbre.
Godoy, que fue candidato a intendente en Rincón de los Sauces y salió segundo, busca presionar desde afuera en pos de una candidatura. Sin embargo, su vinculación con episodios de violencia genera resistencia dentro del PJ, que intenta evitar una imagen de confrontación extrema. En paralelo, Tanya Bertoldi apuesta por la "neuquinidad" como nuevo prisma para ver la realidad neuquina y se diferencia, así, del peronismo orgánico. Viene de escuela: su tío, Javier Bertoldi, siempre pidió internas transparentes en el PJ y rara vez fue escuchado.
Por otro lado, Marcelo Zuñiga y Lorena Barabini han logrado adaptarse y coexistir dentro del esquema de Figueroa sin perder sus bases ideológicas, demostrando que es posible construir políticas de desarrollo dentro de Neuquén. Soledad Martínez -actual ministra- fue intendenta de Zapala y referente del Frente Grande, también busca espacio en un peronismo cada vez más desdibujado. Mientras tanto, Carlos Sánchez, embajador de Sergio Massa en la provincia y referente del Frente Renovador, también se posiciona junto a Figueroa. En este escenario, Ana Servidio emerge como una figura con capacidad de gestión, llevando en su historia el legado de Antonio Cafiero, un referente del primer peronismo. ¿Podrá ella encarnar una renovación dentro del peronismo neuquino?
El PJ neuquino se encuentra en una encrucijada. Sin un liderazgo claro y con estrategias divergentes, el espacio se fragmenta cada vez más. ¿Podrá recuperar su identidad y volver a ser una opción competitiva en la provincia? O, como algunos temen, ¿está condenado a la irrelevancia? La falta de cohesión interna y la ausencia de una figura de peso que unifique al partido son las principales amenazas para el futuro del peronismo neuquino. En un escenario político cada vez más complejo, la pregunta central sigue en pie: ¿hay espacio para un PJ renovado o su declive es irreversible?
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Las alternancias entre Bertoldi y Cimolai llevaron a la ciudad a una situación cíclica sin demasiados logros de gestión.
El peronismo neuquino suma bajas y fracturas en plena cuenta regresiva electoral. La salida de su principal referente confirma la fragilidad del espacio y la falta de renovación real.
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No sucedió lo mismo con La Neuquinidad, frente al que obligó a convocar a elecciones para elegir candidatos.
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