
Ambos partidos históricos optaron por no presentar listas en las próximas elecciones, en un reflejo de su pérdida de poder, representación y proyecto político.
Pablo Cervi tenía todo para convertirse en una figura relevante dentro de la política neuquina. Proveniente de una familia tradicional y económicamente acomodada, su ingreso en la arena política fue de la mano de Horacio “Pechi” Quiroga, quien vio en él un perfil serio, profesional y con potencial para representar a la centroderecha. Durante años, Cervi inspiró respeto y se ganó la confianza de muchos, hasta que una decisión lo llevó a destruir su propia carrera política.
En las elecciones a gobernador de Neuquén en abril de 2023, Cervi aceptó una candidatura que, lejos de ser una opción real de poder, se convirtió en una jugada estratégica del Movimiento Popular Neuquino (MPN) para dividir votos y debilitar a Rolando Figueroa. La lista Azul del MPN lo impulsó junto a Jorge Taylor para que, bajo el sello de Juntos por el Cambio, restaran votos al verdadero opositor al oficialismo, beneficiando así a Marcos Koopmann. ¿Fue un error de cálculo o una elección deliberada que hipotecó su futuro político?
El movimiento fue evidente para la mayoría de los dirigentes de Juntos por el Cambio, quienes ya habían decidido apoyar a Figueroa. Sin embargo, Cervi se quedó con el sello partidario gracias a un polémico fallo de la justicia electoral que le permitió presentarse bajo ese nombre, a pesar de que la mayoría de los partidos que componían la coalición no lo respaldaban. La centroderecha neuquina quedó dividida: la candidatura testimonial de Cervi y el armado principal de Figueroa con el PRO y Nuevo Compromiso Neuquino.
A pesar de que su candidatura no tenía un respaldo genuino, Cervi y Taylor desplegaron una campaña electoral costosa en las calles de Neuquén. Carteles, publicidad y presencia en medios mostraban a un candidato que, en los hechos, jugaba un rol funcional al oficialismo que supuestamente debía enfrentar. ¿No era evidente que su participación solo servía para dispersar el voto opositor? ¿No advertía el impacto que esto tendría en su credibilidad?
Los resultados fueron catastróficos: Cervi obtuvo apenas el 3,88% de los votos, apenas por encima del Frente de Izquierda, que alcanzó el 3,37%. Un papelón electoral que evidenció lo que muchos ya sabían: su candidatura fue solo una pantalla sin peso real. Lejos de consolidarse como un referente de Juntos por el Cambio en Neuquén, quedó marcado como el candidato que se prestó a una estrategia ajena.
Pablo Cervi no solo perdió una elección; perdió la confianza de un electorado que lo veía como una figura con proyección. Su acercamiento a los acuerdos oscuros del MPN lo condenó al descrédito y lo dejó sin un futuro claro dentro de la política provincial. ¿Es posible remontar una imagen política luego de una decisión de este calibre? ¿O su historia será solo un ejemplo más de cómo una mala jugada puede derrumbar una carrera prometedora?
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