De heredera del sapagismo a outsider del Senado: la paradoja Crexell

Senadora sin estructura territorial, Lucila Crexell insiste en marcar diferencia con gestos individuales. La donación de su dieta al Garrahan revive una carrera política marcada por el desmarque constante y la falta de alianzas duraderas.

Política17 de junio de 2025RedacciónRedacción
FOGBqyHXIAQ5YDK

Lucila Crexell, entre gestos solidarios y una trayectoria política de ruta sinuosa

La senadora Lucila Crexell, representante por Neuquén y ¿miembro del Movimiento Popular Neuquino (MPN)?, volvió a estar en el centro de la escena política en los últimos días. Presentó un proyecto para que los aumentos salariales de los senadores sean donados voluntariamente al Hospital Garrahan, un gesto que intenta reconciliar la mirada pública con la clase política en medio de una creciente crisis de representación.

“Estoy cansada de ser tapa de diario con este tema”, expresó Crexell, haciendo alusión al recurrente malestar social por los aumentos de las dietas legislativas, que en su caso considera automáticos y vinculados al módulo del trabajador. Según sus cálculos, si todos los senadores adhirieran a su propuesta, se podría reunir un fondo mensual de 26 millones de pesos netos para la fundación del hospital.

Pero detrás del gesto solidario, emerge una figura política que ha navegado solitariamente, sin comprometerse con estructuras partidarias duraderas ni desarrollar una base territorial sólida. Y es que la carrera de Lucila Crexell ha estado marcada más por sus distancias que por sus alianzas.

De apellido fuerte, decisiones propias

Hija de Luz Sapag, histórica intendenta de San Martín de los Andes y senadora nacional entre 2001 y 2007, Crexell decidió romper con su familia política cuando en 2013 se alió con Guillermo Pereyra, el líder sindical petrolero, para disputar las internas del MPN. Aquella victoria fue histórica: vencieron al sector Azul del partido, que postulaba a Ana Pechen y Leandro Bertoya, ambos cercanos al entonces gobernador Jorge Sapag, su propio tío.

Sin embargo, el vínculo con Pereyra duró poco. Antes de asumir en el Senado, Crexell rompió con él y comenzó una gestión caracterizada por el aislamiento político, sin estructura propia ni presencia sostenida en la provincia. Las críticas no tardaron en llegar: “Crexell entró al Senado de mi mano. No cumplió su rol, se dedicó a viajar. No ha hecho nada”, disparó Pereyra en 2019, marcando el punto de inflexión.

Paso fugaz por Juntos por el Cambio

La figura de Crexell también pasó por Juntos por el Cambio, cuando en 2019 acompañó en la campaña al fallecido intendente Horacio “Pechi” Quiroga. Tras la muerte de Quiroga, Crexell reclamó la banca y una batalla judicial la enfrentó con el empresario Pablo Cervi, quien también aspiraba al cargo. El desenlace fue favorable para ella, gracias a un fallo de la Corte Suprema de Justicia.

Aun así, el amor con el macrismo duró poco, y Crexell volvió a moverse en solitario, con posicionamientos muchas veces ambiguos. Si bien hoy mantiene su banca por el MPN, su relación con la conducción partidaria es distante, y sus votos en el Senado suelen alinearse con el oficialismo nacional de turno.

Críticas desde el corazón del poder petrolero

La senadora también ha sido blanco de fuertes críticas del sindicalismo petrolero, un actor central en la política neuquina. Marcelo Rucci, actual líder del poderoso Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, disparó con fuerza:

“Hoy vemos que el voto de nuestros legisladores nacionales está en venta cuando están en juego los destinos de una provincia”. Una frase que, aunque no la nombró, apuntaba directamente a Crexell.

Una senadora sin territorio, pero con visibilidad

Lucila Crexell es una de las pocas figuras que, sin un aparato político propio ni una red de intendentes o referentes (y con el MPN en plena crisis estructural) logra sostenerse en el centro de la política nacional. Lo hace con una estrategia de alto perfil en medios, propuestas que apelan al sentido común y una narrativa de “senadora independiente” que la aleja de cualquier disciplinamiento.

Sin embargo, esa misma independencia que le ha servido como escudo, también le impidió construir poder real en Neuquén, donde su figura no moviliza ni entusiasma a ninguna corriente interna. Ni el MPN, ni Juntos por el Cambio, ni el oficialismo la cuentan como propia.

Lucila Crexell vuelve a los titulares con un gesto solidario hacia el Hospital Garrahan, pero la política neuquina no olvida que su trayectoria está marcada por quiebres, distancias y una constante estrategia de desmarque. En una provincia donde el poder se juega en la construcción territorial y el contacto con las bases, la senadora parece jugar otra liga: la de las decisiones solitarias y los gestos mediáticos.

Te puede interesar
Lo más visto