Encuestas en campaña: dudas, silencios y viejas estrategias

En la previa electoral, comienzan a circular sondeos sin sustento técnico claro. Consultoras con antecedentes discutidos y resultados llamativos reabren el debate sobre el uso de encuestas como herramientas políticas más que informativas.

Política25 de junio de 2025RedacciónRedacción
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Cada ciclo electoral en Neuquén —como en tantas otras provincias— arrastra con él algunas costumbres que persisten con el tiempo. Una de ellas es la aparición de encuestas poco confiables, que en lugar de ofrecer una mirada seria sobre el escenario electoral, tienden a instalar climas de opinión funcionales a ciertos intereses. En las últimas semanas, comenzaron a circular por redes sociales algunas mediciones que, según coinciden diversos espacios políticos, no reflejan lo que realmente marcan los estudios internos.

¿Por qué aparecen ahora estos números? La respuesta parece simple: se acerca el calendario electoral, crece la tensión y los intentos de marcar la cancha aumentan. El problema no es que se muestren encuestas —algo completamente válido en un sistema democrático— sino la calidad de las mismas y el uso que se les da. Las encuestas bien hechas existen, pero no suelen difundirse. Los equipos de campaña las mantienen bajo reserva porque ahí radica su valor: en ser herramientas para tomar decisiones, no para hacer propaganda.

Según pudo saber este medio, La Libertad Avanza contrató a Aníbal Urios, un consultor de La Plata que trabajó en Neuquén hace más de dos décadas. Algunos en el ambiente político local lo recuerdan, aunque con cierto escepticismo. Sus últimas incursiones en la provincia no han sido afortunadas: se lo vincula con estudios que, en más de una elección, estuvieron lejos de anticipar los resultados reales.

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¿Qué genera la circulación de estos datos? Más que certezas, muchas dudas. Especialmente porque todas las encuestas difundidas hasta ahora muestran resultados llamativamente favorables a un solo espacio político: La Libertad Avanza. No hay mayores detalles sobre la metodología, el tamaño muestral, ni el lugar donde se hicieron las entrevistas. Sin esos datos, cualquier estudio carece de solidez técnica.

Algunos dirigentes señalan que se trata de operaciones políticas, más que de mediciones reales. Es decir, intentos de instalar un “clima de triunfo” que no siempre se corresponde con lo que efectivamente ocurre en el territorio. Aunque estas estrategias no son nuevas, sí plantean un interrogante: ¿sigue funcionando esta lógica en una sociedad que cada vez cuestiona más la información que recibe?

Para muchos actores políticos, lo importante no es solo el número que se publica, sino el uso que se le da: si busca orientar el voto, desanimar a la militancia contraria o simplemente generar titulares. En cualquier caso, lo que queda claro es que la calidad de los datos importa, y que en tiempos donde la confianza es un bien escaso, cuidar el rigor debería ser una prioridad para todos los actores involucrados.

La política neuquina atraviesa una etapa de transformación, y quizás uno de los desafíos más urgentes sea mejorar la calidad del debate público. Empezar por las herramientas que se utilizan para medir y comunicar sería, sin dudas, un paso en la dirección correcta.

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