
Los Parrilli y el precio de la obediencia: Neuquén como espectador
Mientras Neuquén busca federalismo real y protagonismo institucional, los Parrilli siguen atados a un kirchnerismo en retirada.
El frente liderado por Rolando Figueroa incorpora al Frente Grande y proyecta un escenario de fortaleza electoral. Rechazo al ajuste nacional y defensa del modelo neuquino, las claves del consenso emergente.
Política22 de junio de 2025En un gesto cargado de simbolismo y contenido político, el Frente Grande de Neuquén ratificó su decisión de competir en las elecciones legislativas de octubre dentro del frente La Neuquinidad, el espacio liderado por el gobernador Rolando Figueroa, que hoy amalgama identidades tan diversas como el peronismo, el PRO, y fuerzas vecinalistas o progresistas bajo una misma bandera: la defensa del modelo neuquino.
La resolución fue adoptada durante un encuentro realizado en Zapala, donde se firmó la declaración de la Asamblea Provincial del Frente Grande Neuquino. Allí, dirigentes y militantes remarcaron que la integración al frente oficialista responde a una visión compartida de desarrollo, protección de los recursos naturales y fortalecimiento de los derechos sociales a través de un Estado “presente y eficiente”.
Pero más allá de los formalismos, el gesto deja entrever una lectura más profunda del escenario político. ¿Estamos ante un nuevo consenso transversal en defensa de la “neuquinidad” frente al avance del modelo de ajuste nacional? La pregunta resuena cada vez con más fuerza, sobre todo cuando el respaldo se expresa en términos tan contundentes como los del Frente Grande, que llama a votar por La Neuquinidad “para frenar en la provincia cualquier avance de este gobierno Nacional”.
En su declaración, el Frente Grande no dudó en poner nombre y apellido a lo que está en juego: la amenaza de privatizar los recursos, desfinanciar la caja de jubilaciones, imponer ajustes salariales, destruir la economía local y promover discursos de odio y represión. Frente a ello, convocaron al pueblo neuquino, en especial a quienes se identifican con el campo nacional y popular, a consolidar en las urnas el proyecto encabezado por Figueroa.
Este apoyo se suma al de otras fuerzas políticas y sociales que han decidido confluir en La Neuquinidad, un armado que parece tener cada vez más claro su propósito: construir un muro de contención frente a los embates del centralismo y a las recetas de desregulación que llegan desde Buenos Aires.
Con esta adhesión, el oficialismo no solo gana volumen político de cara a las legislativas, sino que refuerza su narrativa de autonomía provincial. Y en ese contexto, octubre se perfila no solo como una elección legislativa más, sino como una suerte de referéndum sobre el rumbo que quiere seguir Neuquén. ¿Será, entonces, el mes en que los neuquinos ratifiquen con su voto que el destino de la provincia se define en casa… y no en Casa Rosada?
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